Para mantener la orientación espacial y movernos con seguridad, no solo necesitamos el sistema del equilibrio, sino también otros sistemas del organismo humano, que deben interactuar a la perfección con el sentido del equilibrio:
Los ojos captan la información del entorno y la transmiten a través del nervio óptico a las zonas cerebrales pertinentes. El conjunto de las estructuras involucradas se denomina "sistema visual (del latín videre, visum = ver).
Para la orientación espacial, también es importante la información de movimiento que la sensibilidad profunda (el registro de ciertos estímulos desde el interior de su cuerpo) nos transmite sobre nuestra posición, los esfuerzos realizados y el movimiento. Para este propósito, tenemos receptores en la piel, los músculos, los tendones y las articulaciones. Los estímulos que allí se reciben también se envían al cerebro. Todo ello se sintetiza en el término sistema somatosensorial (del griego soma = cuerpo; latín: sentire, sensum = sentir)
La información vestibular, visual y somatosensorial se procesa en el cerebro como una sensación de posición y espacio; los resultados se transmiten al sistema motor (sistema de movimiento, del latín motor = movimiento). Para poder movernos con seguridad en un espacio, se requiere la colaboración de una gigantesca red de estructuras: el menor fallo de funcionamiento puede provocar vértigo.
Lo cierto es que hay distintas causas asociadas a los diferentes tipos de mareos. En cualquier caso, las crisis de vértigo recurrentes deben tomarse en serio y analizarse con el médico.
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